Respuesta a Macarena (Daños Colaterales)

¿Servidumbre? Creo que ni siquiera es eso, la servidumbre otorgaba al individuo un puesto en la sociedad de su tiempo, un hombre sabía en todo momento cuál era su lugar, mejor o peor, incluso podía tener una vida más o menos completa. También el esclavo ocupaba un lugar en la sociedad que lo dominaba. Lo que en la actualidad sucede es peor porque la mayoría de las personas no saben qué lugar ocupan en esta sociedad, se ha escrito y dicho tanto acerca de un mundo ideal en el que todos los hombres serían iguales que llegó un momento en el que el individuo, en su afán por resituarse y mejorar, perdió de vista su posición; por contra y como resultado de su extraña carrera se ha encontrado con que no ha podido alcanzar lo que él creía que era su destino y, para empeorar las cosas, el origen de dónde provenía ya no existe. El individuo actual ignora cuál es su puesto en la sociedad, no tienen dónde ir, ha perdido todas sus raíces, han desaparecido o han sido destruidas, no encuentra su pasado porque, embobado en su futuro, llegó a renegar de él y ahora se da cuenta de que también se lo han secuestrado. ¿Entonces? ¿Dónde se sitúa ese hombre en la actualidad? En un mundo que se mueve entre ficciones abstractas despojadas de cualquier referencia humana -crecimiento, desarrollo, progreso…- la cuestión para la mayoría de las personas es dónde ubicarse, porque, curiosamente, nadie parece situar a nadie por propia voluntad, sino que es “la bestia” quién pone a cada cual en su puesto, sin que tampoco ninguno sepa con certeza por qué precisamente ese es el suyo; en cualquier caso se trata de aprovechar la cuna y aspirar a ser más o menos favorecido, o intentar medrar lanzándose a una insegura y desesperada carrera sobre la que no se pueden hacer apuestas, ya se encarga la bestia de avisarnos acerca de la inutilidad de las ilusiones permanentes, hoy a la debilidad material de nuestro cuerpo le corresponde la nueva precariedad de nuestra existencia. La misma bestia también se jacta de no mostrar ninguna cabeza visible, es autosuficiente, ya que tampoco los que presumen de conocer sus engranajes consiguen dirigirla. Una máquina se puede parar y poner en funcionamiento, a la bestia nadie puede hacerle eso, absolutamente todos estamos atados a ella; la libertad del no ha desaparecido de la totalidad de sus dominios. Para los que su nacimiento haya colocado en una posición poco ventajosa resta abandonarse a una vida en permanente espera aguardando a que el engranaje deje un hueco en el que poder resituarse; en este presente potencialmente no somos personas, somos mano de obra o desempleados. Es la nueva semántica del siglo XXI. Ilusiones y deseos al margen.

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