Fútbol y toros

Todavía en Londres, de vuelta en el aeropuerto, los cánticos por la recién conseguida Copa de Europa no cesaban para desgracia de los cansados viajeros que en espera del vuelo de regreso aguantaban de cualquier modo a las tantas de la madrugada. No se podía hacer mucho más, intentar dormir, entretenerte con el trajín de un aeropuerto abarrotado o pegar la hebra con algún paisano tan cansado como tú. Era lo que hacía un más calmado hincha con una mujer sentada a su lado, también esperando en la zona de embarque, lo que no le impedía saludar y gritar consignas al unísono cuando algunos colegas de afición pasaban junto a ellos. Todavía con la adrenalina de la victoria corriéndole por el cuerpo era capaz, sin embargo, de controlar su euforia y avenirse a una charla intrascendente con la mujer, quién le hacía saber sus temores a la hora de intentar descansar en el vuelo de vuelta. El hombre la tranquilizaba haciéndole ver que ellos también estaban cansados y no iban a alterar la necesidad de descanso del resto del pasaje. Por circunstancias normales que procuran ciertas interacciones casuales que ocupan tantos tiempos de espera la conversación se prolongaba animada y hasta cordial; y hubo un momento en el que el tipo preguntó, en voz más alta y como alarmado si ella era por casualidad del Atlético de Madrid. Ante la no respuesta de ella, o que no puede escuchar, él siguió con lo suyo haciéndole ver que si era así no ya no tenía remedio. También hay gente que vota al PSOE, ¡qué le vamos a hacer! Pero si eres del Real Madrid tienes que ser de derechas, no haya tutía; las cosas son como son.

Al oírlo, además de mi desconocimiento, o extrañeza por tal afirmación, recordé a tantos conocidos, amigos y familiares al parecer equivocados, ignorantes de esa pureza de pensamiento y afición; y si es incompatible ser del Real Madrid y votar al PSOE, ya no digamos a ecologistas u otros partidos de izquierda. También pensé que en la próxima ocasión en la que me encontrara con alguno de ellos les haría saber de su error.

Transcurrió el tiempo y volví a recordar la escena del aeropuerto londinense cuando vi el feo gesto que un jugador del Real Madrid tuvo con el actual Presidente del Gobierno a la hora de saludarlo con motivo de la recién conquistada Eurocopa. Aunque más que de situaciones de hecho o tendencias opuestas, el jugador madridista demostró su ignorancia y una completa falta de educación a la hora de afrontar ese tipo de situaciones; amén de una incultura descorazonadora al ser incapaz de separar cuestiones personales con cuestiones obligadas de diplomacia y protocolo. Probablemente a esos tipos los sacas del balón y se ahogan, limitaciones que espero no sean generales, aunque visto el perfil general del fútbol y los futboleros no me hago muchas ilusiones.

Viene todo esto a cuento porque en otra conversación, en otro ambiente completamente ajeno al fútbol, el taurino, escuchaba hace poco las quejas de un aficionado de toda la vida, de los de abono en Las Ventas, lamentando que va a tener que dejar de acudir a los toros porque un facherío vocinglero y exhibicionista ha convertido la plaza en su guarida, o en su feudo, y por encima y al margen de la corrida el aficionado corriente tiene que soportar un agresivo despliegue de simbología franquista que va más allá de pulseras, adornos o banderas, o conversaciones en voz alta en las que dejar bien claro la pureza de raza y pensamiento obligatoria a la hora de asistir y defender tradiciones tan auténticas como las suyas, y en religiosa exclusividad. El aficionado de más arriba sentía dejar el abono y la asistencia a las corridas, hastiado, e incluso ofendido, por semejante ostentación y zafiedad nacionalcatólica. Situación que, como en la futbolera, me volvía a traer a la memoria a familiares, amigos y conocidos que, independientemente de sus ideas de izquierdas, o de muy izquierdas, eran capaces de hacerlas congeniar con la todavía fiesta nacional, defendiéndola tanto como disfrutándola. No hay como recordar los años en los que una parte de la intelligentia comunista ocupaba los tendidos de Las Ventas atenta al desarrollo de la corrida.

Ante tal realidad ignoro qué harán los aficionados blancos de izquierdas, o simplemente demócratas, o los taurinos de tendencias similares. Supongo que aguantar como puedan, quizás reivindicarse o poco a poco ir retirándose de tales espectáculos ante la agresividad y sobreexposición de esta gente. Solo espero que todo este despliegue de facherío militante, acaparador y totalitario se vaya agotando o quede recluido en un anacrónico y reaccionario franquismo. O finalmente desaparezca sustituido por hábitos y costumbres más democráticas y tolerantes. De lo contrario…

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