Izquierda y derecha (2)

A partir de las diferentes concepciones de la vida y el mundo mostradas en la primera parte puede inferirse la visión que cada grupo tiene de la sociedad en la que vive. Comenzaré en esta ocasión por los denominados de izquierdas.
Un individuo de izquierdas sabe que la sociedad en la que vive es suya, es él, el lugar en el que se desarrolla su vida, el medio que le otorgará una posición entre sus semejantes y al mismo tiempo le hará libre para elegir; como no ignora que el ser humano es un animal social y, como tal, necesita de la sociedad para sentirse persona e intentar ser feliz, por eso la respetará y cuidará, e intentará fortalecerla haciendo todo lo que esté en su mano para mejorarla, colaborando y ayudando a levantar y sostener instituciones y gobiernos que la hagan tan fuerte como libre. El individuo de izquierdas se considera ciudadano, y sabe que esa condición se consolida y valoriza junto con la sociedad que se la proporciona, como también sabe que la fortaleza, la libertad, la seguridad y la protección de la sociedad comienzan y acaban en él y en muchos otros iguales a él, así que vigilará con celo que las instituciones y organismos públicos, así como sus gobiernos, ejecuten con diligencia sus funciones, no teniendo ningún inconveniente en relevarlos o eliminarlos de inmediato cuando no cumplan honradamente con su tarea. También procurará que la sociedad esté a salvo de poderosos y particulares que ven sus instituciones, organismos y gobiernos, no como lugares que cuidar y mejorar, en los que realizarse, ser queridos y ayudar a los demás, sino como medios para satisfacer su voluntad más egoísta; individuos y organizaciones que no tendrán ningún escrúpulo a la hora de corromper, apropiarse e incluso destruir gobiernos e instituciones en su propio beneficio, siempre a costa de la bondad, ingenuidad e indiferencia de los que siempre han sido y serán iguales a ellos.
Un individuo de derechas, en cambio, carece de esa amplitud de miras, solo piensa en sí mismo, ve su propia sociedad, donde vive y es, exclusivamente como un medio donde satisfacer su voluntad, sobre todo en lo material; la considera como un obstáculo, y sus instituciones, organismos y gobiernos el enemigo. Si no consigue lo que quiere la culpabiliza y denigra, intentando que los demás la vean como causa y culpa de todos los males, que no dejan de ser únicamente los suyos. En su obsesión, el individuo de derechas no entiende que la sociedad somos todos y él mismo a la vez, y está hasta tal punto ensoberbecido por su desconocimiento que solo sabe realizarse enfrentándose a ella, que es como competir contra sí mismo; su estrechez de miras le lleva a ignorar que destruyéndola él también se destruye. Podría darse el caso de que alguien dispusiera de los medios y el poder necesario para hacerse una sociedad a su medida, cosa que, además de inhumana, es imposible. Un individuo de derechas no es un ciudadano como tampoco es un hombre libre, ignora que la libertad sin la sociedad que te la concede es un concepto vacío; desconfía de sus semejantes y de sus logros y, apoyado en una autosuficiencia ficticia, ni cuida ni protege lo público y común, todo lo contrario, se dedica a entorpecer su funcionamiento y, lejos de colaborar en su mantenimiento y mejora, en fortalecer instituciones y gobiernos, impide que eso suceda alegando un derecho y libertad individuales que no son tales. Este individuo de derechas ha perdido su independencia e ignora cuál es su lugar, tal es su impotencia; su pensamiento es hasta tal punto cautivo que no tendrá el menor rubor en entregar su sociedad, así como todo lo que tenga que ver con lo público, al mejor postor, a esos otros con poder que no dudarán a la hora de desmontar gobiernos, organismos e instituciones en su propio beneficio para después venderlos como negocio a quienes, obnubilados en su ignorancia, acabarán convertidos en simples clientes de un solo propietario y señor.

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