Cansancio

Esto iba a ir de universidades y comenzar con una pregunta, más o menos de este modo: ¿Es normal que unos tipos, profesores en una facultad de ingeniería con página web y proyectos de investigación propios a nivel internacional, utilicen a los alumnos, más concretamente sus proyectos de final de carrera -tal que negros-, para hacer lo que ellos debieran; dirigiendo y controlando sus trabajos finales, a la vez que los despojan de todo rastro personal -hasta la última coma-, para apropiárselos e incorporarlos a su proyecto…?

De ese mundo solo sé que es clasista y tremendamente endogámico, nada que ver con una labor docente y de investigación abiertas a otros puntos de vista, y creo que un trabajo de fin de carrera, al margen de las orientaciones y dirección pertinentes, ha de ser una elección particular en la que el alumno plasme el provecho de sus estudios y experiencia académica e intente concretar sus intereses de cara al futuro elaborando un trabajo personal. Nada de eso aparece en este caso, se trata más bien de un feo trabajo en la sombra que obedece a otros intereses que muy poco o nada tienen que ver con los del alumno, mero trámite explotado en función de su deseo de acabar felizmente sus estudios universitarios -…

Y en esto salta la noticia de que en Noviembre tenemos otra vez elecciones, con lo que seguimos con la incompetencia y más incompetentes, en este caso los políticos de este país, de nuevo pidiendo patente de corso para seguir pirateando sin pudor las cuentas públicas.

Y lo que queda es cansancio, vuelta a empezar, con el agravante de que se han multiplicado las voces y las amenazas, porque ahora, además de inútiles también hay fascistas en el parlamento, y digo fascistas cuando me refiero a los nacional-fascistas vascos de Bildu, que pretenden exigir por ley que a populares, riveristas y, estos si, a los fascistas de Vox se les prohíba hacer campaña en el País Vasco; su santuario del norte, tan de tradiciones, nada dados a la crítica -es el arma de los traidores-, tan populistas -perdón, populares- y orgullosos de sus orígenes; tan tradicionalistas como los fascistas de Vox, pero menos machotes. Tipos, estos últimos, para los que eso de la violencia machista es un invento de la izquierda y las feministas -aunque la pila de cadáveres de mujeres llegara desgraciadamente hasta el cielo seguirían diciendo que no es machismo-; tampoco sé qué significa violencia intrafamiliar, quizás es que en sus familias, tan normales, se maltrata y asesina a menudo; el machote siempre ha creído que una hostia a tiempo es la mejor opción antes de que se te suban a la chepa.

Cuando alguien -sobre todo en la política-, en función de una libertad que nadie quiere saber realmente qué significa y a qué obliga, es capaz de sentarse al lado de tipos de esa calaña y acepta posiciones y opiniones similares considerándolas libres y con todo derecho democrático algo no funciona como debiera. La libertad no puede dar cobijo a quien la considera un amenaza contra su forma de pensar, porque si aquellos consiguieran el poder la libertad que ellos exigen dejaría de existir para el resto; y si es preciso llegarían a asesinar, en ambos casos se ha dado, se da cobijo y se defiende a asesinos que mataban por la libertad de sus ideas.

Podría inventar un conclusión, buscar un colofón con el que cerrar estas letras para que no parecieran tan deslavazadas, tan de cualquier modo, pero creo que sería pecar de un exceso de retórica, y hay temas en los que la retórica debe ser la justa, y si es preciso dejarla a un lado con tal de que lo dicho destaque por sí mismo.

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