Joven

La normalidad… eres joven y sientes que tienes todo por delante… pero te dedicas a hundirte en la avaricia más anodina de la mano de diversiones vacías, juegos repetitivos y entretiempos sin principio ni fin que inventan y organizan especialmente para ti quienes no quieren que les molestes ni les preguntes sobre el porqué de las cosas…

Eres joven y la generosa naturaleza te ha dotado de un cerebro privilegiado que, precisamente ahora, disfruta de toda su potencialidad… que malgastas en rutinas y expectativas cortas y frustrantes que organizan especialmente para ti quienes no quieren que les molestes ni les preguntes sobre el porqué de las cosas…

Eres joven y no tienes ningún límite intelectual… podrías inventar o descubrir lo que nadie nunca antes ha conseguido… sin embargo dilapidas tu tiempo en intentar amarrarte a la codicia de una ocupación subalterna e humillante que te atará encarcelándote el resto de tu vida a una serie de inercias y automatismos que organizan especialmente para ti quienes no quieren que les molestes ni les preguntes sobre el porqué de las cosas…

Más normalidad… eres joven y tienes la posibilidad de aprender, viajar y conocer a muchísimas personas con las que compartir y descubrir nuevos mundos que sí están en este… pero te dejas convencer por quienes no te quieren bien e insisten en un único y chato horizonte que planifican, como si de la misma vida se tratara, quienes no quieren que les molestes ni les preguntes sobre el porqué de las cosas…

Tienes al alcance de la mano todo lo que desees… y como eres joven crees que es una elección propia enredarte en esparcimientos, riesgos, recreos y fiestas que desterrarán definitivamente de tu cabeza y voluntad la sensación de sentirte dueño de tu propia vida para hacer precisamente lo contrario de lo que han dispuesto para ti quienes no quieren que les molestes ni les preguntes sobre el porqué de las cosas…

Adiestrados desde pequeños a desviarse hacia actividades que nada tienen que ver con los entresijos de la sociedad que les mima, fomentando y confundiendo sus frágiles vanidades con el caramelo de una permanente y estéril diversión, estos jóvenes se ven abocados de la mano de unas circunstancias que jamás son inevitables a convertirse en obedientes siervos que, una vez saturados de tiempos que nunca fueron suyos, se hundirán plácidamente en la densa vegetación de un esfuerzo continuo y estéril que les obligará, definitivamente perdida la autoridad sobre sí mismos, a salvar el pellejo deambulando por los márgenes de lo que pudo ser.

Ante el enorme desierto de la juventud perdida sólo se puede volver la cabeza para confirmar lo que ya es irremediable, el malgasto de un periodo creativo inigualable y potencialmente imprevisible como resultado de la cruel traición de quienes no quieren que les molesten ni les pregunten sobre el porqué de las cosas.

Lo peor de todo es que nadie pedirá explicaciones por el gran daño que continuamente se le hace a la humanidad permitiendo que tantas y tantas generaciones sean desperdiciadas de ese modo, aunque igual todo esto que digo no tiene sentido y la vida sólo es una fiesta de salchichas y el paraíso follar y follar hasta que el cuerpo aguante.

 

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