Podemos según Maquiavelo:
«Las decisiones lentas y tardías no son menos perjudiciales que las ambiguas, sobre todo si se ha de decidir en favor de un amigo, pues con la lentitud no ayudas a nadie y te perjudicas a ti mismo. Esta lentitud puede proceder de la debilidad de ánimos y fuerzas o de la malignidad de los que deliberan, que, movidos por el deseo de arruinar el estado o por cualquier otra pasión o deseo, no permiten que se llegue a una decisión, sino que lo impiden y obstaculizan. Porque los buenos ciudadanos, aunque vean que el impulso popular se inclina a la decisión más perniciosa, no por eso impedirán que se llegue a una conclusión, sobre todo si las cosas no admiten demora.»
Nicolás Maquiavelo, Discursos sobre la primera década de Tito Livio; Alianza Editorial 2015, Pág. 262.