On line

Si las cifras son ciertas y esos aproximadamente ciento cincuenta millones de compras en un solo portal on line y en un solo día, con sus correspondientes envíos, completamente gratuitos, a cualquier parte del planeta, son un adelanto de lo que puede llegar a ser el comercio mundial en el futuro, cualquier previsión pasada se queda irremediablemente corta.

Que el pasado día del soltero en China (11-11) pueda movilizar tal cantidad de compradores reales y potenciales -¿se la imaginan?-, que no jugadores, en función de una oferta tan variopinta de artículos de todo tipo -cuyos precios iban desde unos céntimos a miles de euros-, hace que a la hora de hablar del presente capitalismo y sus descomunales perspectivas sean necesarias nuevas referencias. También podemos intentar imaginar lo que materialmente supone formalizar, enviar y distribuir cada uno de esos paquetes -independientemente de tamaño y precio- desde el país de origen, en este caso China, hasta la puerta de un domicilio cualquiera en cualquier continente, a lo que sumar los gastos de todo tipo que hipotéticamente genera. O intentar calcular qué salarios reciben desde el primero al último trabajador relacionado con la fabricación, almacenamiento y distribución de cada producto, incluidos los más baratos e insignificantes. O lo que significa que China haya irrumpido de ese modo en el comercio mundial.

Qué paraíso tan estupendo para compradores y trabajadores. K. Marx no pudo soñarlo ni en la peor de sus pesadillas.

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