Descanso

Descansaba de cualquier cosa, que es cuando uno se sienta sin saber por qué y luego le da por pensar qué hace ahí sentado, cuando me distrajo en la mesa de al lado un grupo de chavales hablando entre ellos, o gritando, tal es el permanente estado de excitación cuando se tienen quince o poco años más, de videos y de, por supuesto, internet, o sea del mundo, su mundo, un mundo donde la polvorienta tierra no existe, siempre limpio, siempre dispuesto y en movimiento, un segundo hogar al que acudir cuando los estudios aburren, los amigos no salen, aunque da igual que salgan o no, cuando el sueño no llega, cuando se enfadan o cuando no se tiene mucho que hacer, ya sentados, qué mejor que fisgar entre colgaduras varias. Hablaban de lugares en la red dónde ver videos supuestamente graciosos u originales, ellos, que ya lo saben todo, que dominan el mundo mediante un dedo, capaces de opinar y decidir acerca de cualquier cosa, aunque a veces con ayuda de alguna “web amiga”; decía que el tema iba de lugares más interesantes donde pasárselo bien visionando videos graciosos, entonces preferí no imaginármelo, cuando una de las chicas comentó muy excitada que, de viaje con sus padres en no sé dónde, consiguió hablar con uno de los famosos tipos que fabricaba y colgaba los videos, ya pueden suponer lo que eso supuso para ella y sus amigas, todo un éxito, se felicitaron mutuamente, ellas y él, y en un momento determinado de la supuesta conversación el fulano en cuestión les dijo que le enseñaran las tetas, eso sí, en inglés, para evitar oídos ajenos o entrometidos; ellas se partieron de risa por la ocurrencia pero casualmente dijeron que no, aunque luego se quedaron pensando que ¿por qué no? bien pensado, sus tetas podrían haber acabado en el cuerpo de cualquier hombre gracias a uno de sus ocurrentes montajes, o en el cuerpo de otra buenísima mujer… o cualquier otra cosa divertida (?). No sé si han llegado donde yo llegué en aquel momento, pero se me pusieron los pelos de punta, allí tenía a aquellos pequeños comemundos riéndose de las ocurrencias que les pedía el sinvergüenza guay de los montajes de vídeo. Ahora viene la pregunta, ¿Cuántos… -pongan el calificativo que ustedes prefieran, yo encuentro todos demasiado groseros, amén de prudentes- de esos hay en la red intentando algo similar con aquellos y otros niños y niñas? Si no puedes hacerles entender cuál es el objetivo final de ese tipo de preguntas “tan inocentes” ¿qué haces? ¿aún así los pones en guardia? ¿los dejas? al fin y al cabo no me importaba, no tenían que ver nada conmigo. Igual piensan que exagero, pero no pude ni puedo, no puedo olvidarlo, debía de estar muy cansado porque seguí sentado, aunque prefiero no contarles las cosas que pasaron por mi cabeza.

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