El lobo

De la magistral película de Scorsese pueden destacarse muchas cosas y sin embargo quedarse con la impresión de que falta algo más que decir, porque probablemente un nuevo visionado de la misma haría que salieran a la luz más detalles, momentos pasados por alto o algún otro ¡cómo no me di cuenta! Algo normal tras caer vencido por una frenética catarata de imágenes y escenas que en más de un caso será difícil olvidar y que, sin ningún tipo de problema, podrían pasar a la misma historia del cine. Por eso hay que verla.

Pero me gustaría destacar varias cuestiones que, sin ser alguna de ellas parte o escenas de la propia película, dan para más de una reflexión que creo interesante.

Primera (localista y casposa y quizás la que menos tenga que ver con la película). Este vilipendiado y saqueado país echado a perder por la corrupción y los políticos, que no la política, y desarmado por un sucedáneo de gobierno formado por ex-seminaristas y adelantadas de acción católica adornadas con peineta y mantilla está sufriendo un deterioro social que cuesta entender, la situación es tal que si la actual cuadrilla que mangonea en la dirección del país -la misma que sigue intentando implantar una nueva ley del aborto que es la vergüenza de Europa y ha impuesto unas leyes contra las manifestaciones de la ciudadanía en la calle que recuerdan a un estado totalitario- fuera dejada a su santo albedrío a la hora de decidir e imponer el tipo de Estado de su gusto, la película de Scorsese no se podría haber visto aquí por impía, grosera, blasfema, materialista y amoral, porque muestra todo lo contrario de lo que, según ellos, debería ver una ciudadanía temerosa de Dios y obediente con sus pastores; los españoles nos habríamos quedado sin lobo porque existiría una censura en toda regla y este tipo de libelos, producto diabólico de un mundo sin fe, desorientado y materialista, no mancharían la moral infantil del catolicísimo pueblo español.

Segunda. Una de las mejores cosas que tiene la película es la fuerza salvaje de un guión llevado a la pantalla sin recato ni comedimiento en una exhibición vulgar, grosera, machista y zafia de un mundo que ni mucho menos ha pasado a mejor vida, las circunstancias actuales tal vez lo hayan relegado a la “intimidad”, no son tiempos para la ostentación, pero ni mucho menos lo han eliminado para siempre, está ahí, siempre ha estado ahí, aguardando el momento de regresar a una fiesta bestial, explosiva e irracional a costa de un nuevo expolio de más gente con memoria corta y codicia desmedida.

Y tercera (otro de los magníficos aciertos de película). Los rostros y aspecto de palurdos que gastan y venden los protagonistas y que en general también exhibe un portentoso Leonardo DiCaprio. Porque a uno le puede conformar la idea de que quienes montaron esta última y catastrófica crisis a partir de la nada fueron tipos estirados, listos y elegantes, tal que clones de Gordon Gekko, pero no, el mundo no tuvo la suerte de ser engañado por ejemplares de aspecto elegante y gusto exquisito, probablemente porque no existen, son otro de los inventos del cine, sino por catetos avispados descendientes del más puro trilero charlatán y caradura, bribones que con un par de brochazos adecentan su lengua para que el incauto de turno no se fije en otra cosa cuando, plantados en la puerta de su casa, le intentan vender y le venden un simple bolígrafo; un auténtico éxito, porque ese primo estafado que se relame embobado en su propia estupidez ha olvidado que no sabe escribir.

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1 Response to El lobo

  1. Avatar de AGRO AGRO dice:

    Totalmente de acuerdo!! Tanto en lo que respecta a la película como en todo lo demás… Textos como el tuyo deberían leerse en los colegios. Saludos.

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