Jóvenes

Anteojeras (según el diccionario de la RAE): En las guarniciones de las caballerías de tiro, piezas de vaqueta que caen junto a los ojos del animal, para que no vean por los lados, sino de frente. Aplícase a personas.

Ello viene a cuento porque no hace mucho, en un grupo de jóvenes de veintipocos que me pillaba justo al lado, uno de ellos sacó a relucir en la conversación que no estaba bautizado, y cuál no sería la sorpresa del resto que antes que entender, tolerar y aceptar que cada persona en cuestiones tan íntimas y personales como la religión muestra y vive puntos de vista distintos en función de su conciencia, educación, lugar de nacimiento etc. -qué les voy a contar-, se extrañaron y en cierto modo alarmaron, pues no llegaban a comprender cómo sus padres no bautizaron a aquel pobre infeliz, total, qué más daba, bautizarse por aquí es algo tan importante o más que respirar, luego cada cual puede hacer lo que le venga en gana con la religión, pero ¡eso de estar sin bautizar! En fin, son jóvenes típicos de este país e ignoro su número, una especie de buen ver pero corta de entendederas, de perspectivas muy limitadas y con una visión del mundo retrógrada y provinciana, reluctantes a conceptos como democracia, tolerancia, diferencias, convivencia o conciencia personal que acarrean orgullosos una serie de cacofonías ajenas al siglo XXI, jóvenes cerebros que todavía hoy viven el mundo de los Reyes Católicos. Muestran unas anteojeras típicas de estas tierras de labranza, portan arreos de asnos.

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