Desconocía y desconozco la procedencia, el contexto y el calado del discurso improvisado de Beatriz Talegón, me es indiferente la afiliación, el matiz o la tendencia política de esta mujer pero no me cuesta imaginar la platea de dinosaurios a la que iba dirigido y que fingían escuchar aburridos, al mismo tiempo que me asquean los comentarios en voz baja que probablemente debieron producirse al oírlo, del tipo, ¡qué se ha creído esta! ¿cómo piensa que hemos conseguido lo que tenemos? O sea, más de lo mismo. Pero esta mujer es otro ejemplo más por el que no deberíamos mirar a la cara sin partírsela a ningún dirigente o empleado político o económico mundial que todavía pretenda justificar, mantener y defender el statu quo actual, es decir, la sinecura que le llena el estómago, y…
no deberíamos votar ni apoyar a nadie que haya sido parte del sistema político y económico internacional desde hace más de cinco años, si no se van a morir de vergüenza y de momento pasarlos por las armas son palabras mayores, simplemente echémoslos con las urnas.