Sólo hay un debate económico posible -¡ojo! no confundirse ni entrar al trapo a las primeras de cambio- y no es el que trata del dinero de la sanidad, la educación o los servicios sociales, ni de las pensiones, el salario mínimo, los contratos de trabajo o el despido libre, esto es la calderilla. El auténtico debate económico debería tratar de las subvenciones públicas a los ricos y a empresas con beneficios, de las exenciones de impuestos a los mismos y a las mismas, de las especulaciones sin regulación, de las inversiones ocultas, de los paraísos fiscales, del fraude político, empresarial y profesional, de la ocultación de beneficios o de su declaración en otros lugares con menores impuestos, ¡eso sí es dinero!
Es la diferencia entre ser ciudadano de un país o de una mierda de país.
Estoy absoluta y completamente de acuerdo. Voy a compartirlo, con tu permiso. Un beso