─ ¿Cuándo comienzan los Juegos?
─ ¿Qué?
─ Los Juegos Olímpicos…
Cara de no entender. ─ No sé qué me estás diciendo.
─ ¡Joder! Las Olimpiadas.
─ Perdona, pero sigo igual…
─ ¿No te gusta el deporte?
─ Lo practico cada día, no sé qué tiene que ver eso con lo que me estás diciendo…
─Parece mentira, ¿nunca los has visto por la tele?
─ Ahora que lo dices me suena, pero de eso hace tiempo, cuando era pequeño. ¿Y por qué me lo preguntas?
─ Entonces, no sabes nada de las Olimpiadas, sus orígenes, la Grecia clásica, su importancia y significado… Los juegos modernos, las intenciones de Pierre de Coubertin cuando los volvió a celebrar en París a finales del siglo XIX…
─ Cero… ¿los pondrán por la tele?
─ Claro.
─ Entonces haré por verlo…
─ No recuerdas “Barcelona 92”…
─ ¡Uf! me pilla muy lejos… La conversación no parecía tener mucho futuro. ─ Si dices que son tan importantes ¿quién organiza eso?
─ El Comité Olímpico Internacional.
─ ¿Deportistas?
Tras unos segundos y las correspondientes dudas. ─ Bueno… en principio no. Se trata de una especie de mafia internacional del deporte de competición que mueve muchísimo dinero, algunos fueron deportistas cuando jóvenes, creo, pero aquello más bien se parece a una banda de chorizos manejando millones de dólares que algunos países, las marcas deportivas y los dueños de los medios de comunicación de todo el mundo les entregan a cambio de suculentos contratos, favores, sobornos, trato preferente y otras lindezas por el estilo…
─ Lo pones muy atractivo…
─ Es lo que hay… Una cosa son los negocios de esa gentuza y otra las competiciones entre deportistas de todo el mundo.
─ Qué bonito.
─ No te cachondees… Si no te gustan ni te interesan mejor déjalo
─Ya, ¿a ti sí?
─ No es que me entusiasmen pero los orígenes aún me gustan, en su momento leí sobre ello y me pareció muy interesante, aunque en la actualidad nada tengan que ver con aquello; hoy en día solo son un enorme negocio entre, como te he dicho, el comité olímpico y empresas de todo tipo, negociantes internacionales, grandes constructoras, marcas deportivas y las multinacionales que controlan los medios de comunicación a nivel global, quienes movilizan infinidad de recursos y personas que dicen ser periodistas dispuestas a dejarse las cejas rebozando y envolviendo con babas cualquier intrascendencia con pinta de ser considerada como deporte, siempre a cambio de más y más dinero…
─ Por eso los ponen en la tele
─ Más o menos, es que sin la televisión no existirían, no existiría el deporte, bueno, si, excepto para tíos como tú que lo practicáis cada día, pero eso es otra cosa. Puede decirse que son otro programa más, para variar, gente compitiendo entre sí con objeto de alcanzar una audiencia que atraiga la suficiente publicidad como para que ganen todos, los deportistas supongo que también, aparte de engordar una vanidad en muchos casos autista y cateta que hace a bastantes de ellos creerse por encima del resto, en cierto modo son los gladiadores mediáticos del presente, pero no se matan entre sí. Pero bueno, tú ya lo sabes, en el mundo de hoy lo que no genera negocio simplemente no existe, y los juegos olímpicos parece que todavía tienen tirón. Además, en esta ocasión se celebrarán sin público…
─ Claro ¿no son un espectáculo televisivo?
─ No, qué va, pero es que si no hay público no sé qué cojones pintan… bueno, mejor lo dejamos.
Lo siento, no sabía que fueran tan importantes como para que, tal y como está el mundo, la gente acudiera a verlos.
─ Si.
─ Me parece que no es mi caso.
─ Ya
─ Prefiero, ahora que estamos en verano, nadar, leer y estar con los amigos, la televisión no es que me atraiga mucho…
─ También puedes apostar, ahora se puede apostar por todo.
Silencio más que embarazoso. ─ ¿Vas a comisión con eso de los juegos?
Risas. ─ No, hombre, lo decía por sí te animabas.
─ Déjalo, quédate con tus juegos olímpicos y tu televisión que yo me quedaré con mi verano, me parece más interesante, además de más sano.