Star Wars

 Si eres aficionado al cine sabes que no hay nada como una pantalla grande y una sala oscura, y si además eres seguidor de la serie de George Lucas desde el principio -eran los años setenta del siglo pasado- no puedes dejar de sentir curiosidad por la nueva entrega de la misma, la octava, por lo que a pesar de lo oído, nada bueno, por cierto, pasé por taquilla para verla.

Lo leído sobre la película, a mi pesar y en general, no era para tirar cohetes. Hubo críticos que se durmieron, no sé si por la edad o por que la película fuera realmente mala, otros hablaban de repeticiones y abuso de clichés y hubo alguno que, para vergüenza ajena, se quedó sin babas en favor de la película, probablemente alguien torticeramente pagado por la distribuidora de la misma -¡bendito Disney!

Pero quizás la mejor crítica de la película la hizo mi propio hijo al salir de la sala de cine. Él sí tenía interés e ilusión por verla y sus primeras palabras, ya en la calle, fueron que con ella habían matado la ilusión y las ganas de disfrutar de tantos aficionados que, como él, saldrían decepcionados. Necesitan un guionista nuevo, me decía, alguien de fuera que no conozca nada de la serie y escriba un guion a partir de lo poco que queda. Para él no era admisible que con tanta gente esperando e ilusionada por seguir las aventuras de sus héroes, hubiera que soportar tanta incompetencia -de guionista, director, productor o distribuidor- a la hora de fabricar un producto de tan escasa calidad.

Porque después de una primera hora aceptable en la que hay motivos suficientes para levantar algunas expectativas de que aquello aparezca interesante e incluso mejore, luego todo el tinglado acaba derrumbándose de forma estrepitosa, convirtiéndose en un rutinario ejercicio de aburrimiento con unos protagonistas desorientados o directamente desaparecidos, sin guion que seguir y sin futuro; una lúgubre exhibición de efectos especiales e incompetencia cinematográfica.

Concluyendo, o viene alguien con la inteligencia y la imaginación suficiente y levanta la serie o STAR WARS está definitivamente, si no lo estaba ya, muerta. Solo queda un negocio de merchandising que puede durar lo que al inversor de turno le apetezca.

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